Sabado 27de Abril de 2024CORRIENTES29°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$854,0

Dolar Venta:$894,0

Sabado 27de Abril de 2024CORRIENTES29°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$854,0

Dolar Venta:$894,0

/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Paleontología, Conicet y sociedad: un ejemplo de interacción en Corrientes

Por Carlos Luna * y  Alfredo Zurita *.

La Paleontología, una disciplina histórica que busca comprender cómo evolucionó la vida desde sus orígenes, hace nada menos que unos 3800 millones de años, hasta los últimos 10 mil años (incluyendo nuestra propia historia como especie humana), ha tenido históricamente en Argentina un rol protagónico entre las ciencias.

Vale como ejemplo el hecho de que, de acuerdo al reporte ofrecido anualmente por Scimago (el principal organismo que genera un ranking de calidad entre miles de instituciones científicas nivel mundial), Argentina aparece posicionada este año, a nivel mundial, en cuarto lugar.

Más aún, algunas subdisciplinas como la Paleontología de vertebrados, aparecen en segundo lugar, por arriba de países como Estados Unidos o varios países de Europa con larga trayectoria y presupuestos ampliamente superiores.

Somos, indudablemente, una potencia.

Un dato no menor es que la gran mayoría de los paleontólogos y paleontólogas son investigadores, becarios y técnicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

En estos tiempos en los que se busca desesperadamente (y erróneamente) la “utilidad inmediata” en todo lo que hacemos los científicos, podríamos preguntarnos para qué sirve hacer Paleontología en nuestro país, una disciplina de las llamadas “básicas”.

En Corrientes, la Paleontología tiene una destacada trayectoria, especialmente desde la década de 1970, y hoy en día todos los paleontólogos se nuclean en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral, un instituto de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).

Pero volvamos a lo que nos trajo: ¿para qué sirve hacer Paleontología?, nos preguntan frecuentemente, no siempre en buenos términos lamentablemente. Intentaremos dar una respuesta desde nuestra experiencia como paleontólogos que trabajamos en el CONICET y en la UNNE.

Corrientes tiene el privilegio de poseer, cercano a la localidad de Bella Vista, la Reserva Paleontológica del Arroyo Toropí, un yacimiento paleontológico con cientos de huesos fosilizados de los grandes mamíferos que habitaron América del Sur y cuya extinción hace unos 10 mil años sigue siendo un misterio.

Sabemos que en Corrientes los restos de estos enormes animales tienen unos 50 mil años, es decir que aún estaban lejos de extinguirse.

Desde hace unos 25 años venimos trabajando en forma sistemática en este yacimiento, incluyendo la participación de colegas de otras instituciones nacionales e internacionales. Con el paso del tiempo, hemos logrado comprender cómo evolucionaron, como vivieron estos enormes animales y en qué tipos de ambientes lo hicieron, lo que se ha traducido en decenas de trabajos publicados en distintas revistas científicas de alto prestigio a nivel mundial.

A su vez, este gran cúmulo de conocimiento generó la posibilidad de transferirlo a la sociedad. ¿Cómo? Básicamente, nos pusimos de acuerdo entre el CONICET, la UNNE, el gobierno provincial a través del Instituto de Cultura, y el municipio de Bella Vista. El resultado fue la creación del Museo Paleontológico de Bella Vista “Paleomuseo Toropí” y de la Reserva paleontológica “Arroyo Toropí”.

 A la fecha, el museo y la reserva reciben la visita anual de miles de personas de Bella Vista, de Corrientes, de Argentina y del exterior, entre ellos numerosísimas escuelas de nuestra provincia, que buscan que los alumnos y alumnas comprendan, de “primera mano”, varios contenidos vinculados a las Ciencias Naturales.

Nosotros, como científicos, tuvimos el honor y el placer de ponernos en contacto con gente que quiso hacer los cursos de capacitación de guías que brindamos. Muchas de esas personas hoy trabajan y dedican parte de su vida al Museo y a la Reserva, informando acerca de las principales características que tuvieron los enormes perezosos terrestres, mastodontes, gliptodontes, tigre dientes de sable, toxodontes y tortugas gigantescas a los turistas que observan entre sorprendidos e incrédulos los vestigios de estas enormes y magnificas bestias que alguna vez caminaron los suelos correntinos.

Así lo atestiguan los “Guías del Toropí” y los guías del Museo Paleontológico.

Con mucha felicidad vemos que, año tras año, los visitantes aumentan, a tal punto que recientemente el diario “La Nación” eligió a Toropí como unos de los “5 parajes insólitos y aún poco visitados que seguramente no conocías”. 

Y algo similar estamos llevando a cabo en el Museo de Ciencias Naturales de Corrientes “Amado Bonpland”, que tiene el honor de ser el segundo Museo de Ciencias Naturales más antiguo de Argentina. Este proyecto potenciará notablemente al Museo como un lugar ineludible para los amantes de la naturaleza. 

Tal es la fascinación que ejercen estas bestias en la humanidad que hay proyectos en marcha que buscan “resucitarlos”, siendo el más famoso el mamut lanudo.

Mucha agua pasó por “debajo del puente” (como dice el refrán) desde aquellos trabajos pioneros de las décadas de 1970 y 1980 llevados a cabo por el Dr. Herbst y su equipo y luego continuados por la Dra. Alicia Lutz y su equipo. Sus aportes fueron fundamentales para que estemos escribiendo esta nota.

En última instancia, así funciona la Ciencia: nadie sabe a ciencia cierta en cómo puede impactar con el paso del tiempo el conocimiento que hoy vemos como “básico”. Como alguna vez dijo el genial Isaac Newton: “Si he visto más, es poniéndome sobre los hombros de gigantes”, haciendo alusión de que solo pudo arribar a las conclusiones a las que llegó gracias al trabajo de sus predecesores.

En tiempos en los que el valor de la Ciencia se pone en duda, vaya también esta nota como un humilde reconocimiento a todo el personal de CONICET que desarrolla, en un marco de excelencia, sus tareas en el amplio abanico de las ciencias. Nunca olvidemos la famosa frase de Bernardo Houssay, premio Nobel en Medicina y primer director del CONICET: “Sin investigación científica, ningún país moderno puede sobrevivir”. 

 

*Carlos Luna es Técnico encargado del Laboratorio de Preparación de Vertebrados Fósiles del CECOAL.

Alfredo Zurita es Investigador Independiente del CONICET en el CECOAL (UNNE-CONICET) y Profesor Titular de Paleontología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE.

¿Te gustó la nota?

Ocurrió un error