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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

La extraña muerte del capitán Mantell

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

A lo largo de la extensa historia del fenómeno Ovni en todo el mundo hubo  casos de víctimas del contacto de seres humanos con presuntos alienígenas y Ovnis, que dejaron víctimas como resultado de encuentros muy cercanos. Uno de estos casos, el más emblemático fue el del capitán de la Fuerza Aérea Norteamericana Thomas Mantell, ocurrido en 1948, quien murió extrañamente cuando se encontraba abocado a la persecución de un enorme objeto volador que apareció en el cielo y se desplazaba a gran velocidad, siendo observado por muchos testigos desde el suelo. Por este sorprendente hecho, el militar, con vasta experiencia en aviones de combate, fue considerado como el primer mártir de la Ovnilogía mundial, ya que su caso nunca tuvo una explicación satisfactoria, quedando entre el enigma y el misterio, nunca aclarados.

La dramática experiencia del capitán Thomas Mantell tuvo lugar el 7 de enero de 1948 a las 13 horas. Los miembros de la torre de control de la base aérea de Godman, en Kentucky, vieron un objeto discoidal muy brillante y de gran tamaño y de naturaleza desconocida. La presencia de aquel objeto desconocido, fue reportada al Oficial de Operaciones de Inteligencia que se encontraba de guardia y finalmente, al jefe de la base aérea. El objeto continuaba allí, moviéndose lentamente, como mecido por el viento. A las 14,45 una formación de cinco aviones de combate Mustang P-51 al mando del capitán Thomas Mantell salió a reconocer este extraño objeto que estaba en el aire en forma misteriosa. Los piltos no tardaron en tomar contacto visual con el Ovni y enfilaron sus aviones hacia él. Pero el objeto estaba demasiado alto, a unos 12.000 metros de altura. Los cazas que integraban la formación decidieron regresar ya que no estaban preparados para vuelos tan altos que requerían oxígeno. El jefe de la escuadrilla, capitán Mantelll, sin embargo decidió seguir ascendiendo hacia el objeto, ya que según decía, ya estaba cerca. Su última comunicación por radio decia:” Parece metálico y tiene un tamaño tremendo. Está encima mío y ya lo estoy alcanzando…” después de un largo silencio, ya no se escuchó más nada. Alas 16,45 se encontraron los restos del avión Mustang del capitán Mantell, esparcidos en un radio de cinco millas a la redonda. Mantell fue bautizado por los medios de comunicación de entonces como “el primer mártir de la era de los platos voladores”.

Lo cierto es que el caso Mantel, como tantos otros de esa época, desconocidos algunos, permanece rodeado de enigmas e interrogantes nunca aclarados. Según la versión oficial, el veterano piloto, héroe de la Segunda Guerra Mundial, se habría estrellado persiguiendo a lo que sería el planeta Venus (¡¡¡¡¡¡). Según otros, era un globo meteorológico lo que Mantell habría estado persiguiendo. Para otros aquel disco era algún tipo de arma experimental o nuevo prototipo de arma militar en experimentación. Lo cierto es que un objeto que no había podido ser identificado por los operadores aéreos de Godman, ni por las más altos oficiales de la base aérea, , ni por la media docena de experimentados pilotos, por no hablar de numerosos testigos desde tierra, como la Policía Militar de Fort Knox. Este extraño aparato habría sido la causa de la muerte, directa o indirecta, de un veterano oficial de la Fuerza Aérea norteamericana. Pero a pesar del interés histórico de estos casos, en la ufología contemporánea, este no fue el primer encuentro entre aviones militares y Ovnis, ni el caso de Kenneth Arnold fue el primer avistamiento de un disco volador, protagonizado por un piloto de combate. Se dijeron muchas teorías para explicar cómo ocurrió la muerte de Mantell, que subió a mucha altitud y le faltó oxígeno,y no tenía la mascarilla por lo cual se desmayó y perdió el control del aparato , que se estrelló, otros afirmaron que el avión habría ingresado en el poderoso campo electromagnético del Ovni, que causó que estallara el motor y cayera el avión, muriendo su tripulante. En fin, explicaciones hubo muchas, pero ninguna fue lo suficientemente clara y convincente. Y el caso se archivó y pasó al olvido.

Otros casos similares

En 1931 el aviador francés Chicester, sobrevolando en su aparato el Mar de Tasmania, entre Australia y Nueva Zelanda, observó lo que él llamó un “navío aéreo” de forma circular y un color gris blancuzco. Según su testimonio, el objeto emitía una fuerte luminosidad y colores cambiantes a intervalos, acelerando inmediatamente después para desaparecer. Incluso anteriormente, hasta 1929, distintos investigadores han recogido referencias de encuentros con Ovnis y pilotos. Sin embargo, la primera oleada de la casuística platillista, se produjo durante la Segunda Guerra Mundial, sobre los cielos de Europa, mientras se desarrollaban combates  aéreos. Resulta difícil calcular el número de casos que se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial, pero posiblemente se trate de varias docenas, quizás cientos. En 1992 la prestigiosa revista especializada “Phenomena” publicó un artículo que hablaba sobre una serie de casos ocurridos entre 1944 y 45, protagonizados por pilotos, que hasta ese momento habían permanecidos ocultos bajo la losa del “Top Secret” militar. Y resulta más que probable que muchos casos similares permanezcan “extraviados” entre los complejos hechos burocráticos, o simplemente cajoneados deliberadamente o hechos desaparecer por la censura habitual que siempre ha rodeado al fenómeno Ovni durante toda su historia.

En mayo de 1944 un avión de reconocimiento alemán Focke sobrevolaba Austria cuando un extraño objeto luminoso en forma de casco, se aproximó peligrosamente al fuselaje del avión. Uno de os miembros de la tripulación pudo fotografiar el objeto, obteniendo así una prueba concreta de la existencia de esos extraño aparatos, que en esos momentos se los denominaba “foo-fighter”, (combatientes fantasmas) que ya habían sido vistos en varias ocasiones acercándose a los aviones de combate, incluso en algunas batallas aéreas ocurridas sobre el continente europeo, muchos de los pilotos, tanto alemanes como aliados, se toparon en varias ocasiones con los extraños objetos luminosos, pensando que eran armas secretas del enemigo. En muchas ocasiones atravesaban las carlingas y el fuselaje de los aviones. 

Sin embargo, una vez finalizada la guerra, tras la caída de Berlín, las tropas aliadas accedieron a los archivos alemanes y se encontraron que también los alemanes consideraban a esos objetos luminosos como armas secretas de los aliados. Es posible que hayan sido sondas exploradoras lanzadas desde los Ovnis para ver de cerca a los aviones que participaban del conflicto mundial. 

En fin, todo es posible dentro de este campo de fenómenos desconocidos y que nunca fueron debidamente aclarados oficialmente.

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